De seguro están tan llenos de entregas y pruebas y cosas por el estilo que ni siquiera tienen tiempo como para enterarse de los nuevos romances de Adriana Barrientos, y eso tiene un motivo, ¿Y cuál vendría siendo ese motivo? Que se nos viene el fin del semestre (grite o llore de alegría, abrace a alguien, whatever, es totalmente justificado), y es en estas instancias, cuando la mayoría estamos pensando en el horario que tomaremos el próximo semestre, los distintos brebajes etílicos con los que celebraremos en vacaciones o en la inmortalidad del cangrejo, que algunos de nuestro compañeros se están preguntando “¡¿En qué carajo me metí?!”.
Puede que a ti querido lector, te enamoren los avisos, las gráficas, que babees con las nuevas técnicas de marketing digital o que sé yo, pero sin lugar a dudas no es algo que les pase a todos, y es una lástima, no porque tenga un ataque de publicentrismo (algo así como el geocentrismo pero con la publicidad) y crea que es la mejor profesión del mundo, sino porque es una lástima perder un semestre en una carrera que uno sabe que no será la que nos dará el dinero para la pasta base.
En verdad nunca he estado en esa situación, y espero no estarlo considerando que ya voy en tercero, pero me imagino que debe ser algo bastante incómodo, por lo mismo es que este post no busca ser esa ayuda psicológica que necesitas si vives una situación similar, pero si ser un apoyo moral si lo que quieres hacer es mandar todo a la real punta del cerro Las Tórtolas, ahora es cuando debes tomar la decisión de que si quieres seguir tu vida entre fodas y pestas, entre conceptos creativos y estrategias de marketing, soportando creativos rock star y marketeros más fastidiosos que los inspectores de tu ex colegio.
Así que, piénsalo, medítalo, elige and go for it!
*La Panacea no se hace responsable de la baja en matrículas en las distintas escuelas de publicidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Recibe mis contenidos
Entradas
Comentarios
Recomendamos
